Hoy estuvimos hablando de Cayo Mario. Fue Cónsul por primera vez en el año 107 aC.
Contamos que era un militar brillante, y que había derrotado a los númidas, que eran un pueblo de nómadas del norte de África. Eran jinetes muy experimentados, lo que hacía que fuera muy difícil combatirlos, y más aún, derrotarlos. Sin embargo Mario lo logró, junto a un ejército de soldados romanos.
Capturó a su rey que se llamaba Yugurta, y lo llevó a Roma encadenado, donde fue mostrado a todos dentro de una jaula. Un tiempo después lo ejecutaron.
Este triunfo fue importantísimo para Mario, porque le permitió ser reelecto como cónsul 5 veces más.
Cuando hablamos de los hermanos Graco estuvimos atentos a cómo la conquista del Mediterráneo había afectado, en la cuestión de LA TIERRA, los logros que habían obtenido los romanos durante la época de la unificación de Italia bajo el poder de Roma.
Luego, en la clase de hoy, vimos cómo estas conquistas también rompieron alguna reglas que eran sagradas para los romanos, como por ejemplo que los magistrados duraban un año en sus cargos. Mario se quedó muchos más, y nadie protestó. Eso es importante que lo recuerden, porque estamos hablando de como EL EJERCITO afectó también la antigua situación de Roma y contribuyó a cambiarla.
Sin embargo, Mario hizo otros cambios siendo cónsul. Reformó el ejército y esto no deben olvidarlo. En el cuaderno anotaron que dejó atrás algo que había sido básico en Roma: los soldaos eran los ciudadanos. No había ningún soldado que no fuera ciudadano ni ningún ciudadano que no fuera soldado.
Mario pensó que eso no era conveniente y que además causaba problemas... si iban a la guerra no cultivaban, si no cultivaban perdían sus tierras, quedaban sin trabajo... entonces decidió transformar el ejército en algo profesional: los soldados tenían esa ocupación, y recibían un salario. Además, cuando iban a la guerra, si ganaban, podían participar en el botín de guerra y volver a Roma con riquezas. Finalmente, cuando ya estaban viejos para ir a la guerra, recibían un lote de tierra, moderado, pero que les permitía vivir dignamente.
No tuvimos tiempo de anotar en el cuaderno que esta nueva manera de formar el ejército era una incitación permanente a la guerra, a continuar las conquistas. Los soldados tenían trabajo y se beneficiaban mucho con esto. Los generales victoriosos, también, porque lograban un poder que nunca antes habían tenido. De paso, recordamos a Escipión Africano, en Baécula, aclamado Imperator por sus soldados, luego de un triunfo del mismo nivel que el que Mario había tenido frente a Yugurta.
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