lunes, 1 de agosto de 2011

La clase del 1º de agosto

En la clase de hoy hablamos de Cayo Mario (en latín se decía Gaius Marius), que era un general romano que vivió a fines del siglo II aC y principios del siglo I aC.
Mario se destacó por haber vencido a Yugurta, el rey de los Númidas que vivían en el norte de África. Los Númidas atacaban continuamente a los romanos que se habían instalado en las antiguas posesiones de Cartago luego que los derrotaron en las Guerras Púnicas.

Esa victoria, y luego otras contra los Cimbrios y los Teutones (en los territorios de las actuales Francia y Alemania), le permitieron a Mario tener algunos privilegios que otros Cónsules no habían tenido. Mario fue reelegido Consul en total 7 veces, varias de ellas en forma consecutiva. Eso no era lo que estaba previsto en las leyes romanas, que desde que habían cambiado al rey por los cónsules, habían establecido que el mandato era anual.

 MARIO DIO UN PASO PARA DIRIGIR A ROMA NUEVAMENTE A UN GOBIERNO UNIPERSONAL, COMO ERA EN LA ÉPOCA DE LOS REYES, ANTES DEL 509 AC

Por otra parte, Mario también reformó el ejército. Hasta ese momento en todas las ciudades-estado ser ciudadano era lo mismo que ser soldado, por lo tanto no había 'un ejército' especializado. Defender a la ciudad era tarea y responsabilidad de todos los ciudadanos. 
Sin embargo, Mario transformó a los soldados en profesionales, pagándoles por su tarea. También estableció que al retirarse se les entregaría un lote de tierra para que pudieran vivir dignamente. Esto cambió mucho las cosas, porque los soldados deseaban que siempre hubiera guerra, para tener trabajo, y además para poder obtener botín de guerra cuando triunfaban en una batalla o en una guerra. Por otra parte, también los militares deseaban que siempre hubiera guerra, porque así podían tener más poder, como fue el caso de Mario, que fue cónsul muchas veces. 

LA REFORMA DEL EJÉRCITO CONTRIBUYÓ TAMBIÉN A DIRIGIR A ROMA NUEVAMENTE HACIA UN PODER UNIPERSONAL, COMO EN LA ÉPOCA DE LA MONARQUÍA.

En la próxima clase veremos cómo las guerras de conquista imperial continuaron, y al mismo tiempo, los generales victoriosos se convertían cada vez más en dueños del poder político. 

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