En la clase de hoy hablamos de las
características más destacadas de los reinos romano-germánicos. En primer
lugar, lo que explicamos fue la relación entre el Rey o Jefe militar y sus
soldados. Hicimos un esquema en el pizarrón que pudiera explicar un poco esto.
Los soldados admiraban muchísimo a su jefe:
este representaba la valentía, el poder, su pueblo. Por lo tanto, lo adoraban y
le declaraban FIDELIDAD. Esta palabra nos cuesta un poco, pero lo que tenemos
que tener claro es que implica ser FIEL A OTRA PERSONA, comprometerse con ella,
ser LEAL. En el caso de los soldados, la fidelidad pasaba por acompañar al jefe
en buenos y malos momentos. Si algún otro jefe lo atacaba, ellos lo defendían.
Si el rey quería conquistar un reino vecino, ellos lo acompañaban.
Por otro lado, dijimos que la base de la
riqueza es la tierra, y la forma que encontraba el rey de recompensar la fidelidad de sus soldados, era a través de
otorgarle posesiones. Esas tierras no eran para que las trabajaran, sino para
que vivieran dignamente. En las posesiones de tierra había ya colonos, por lo
tanto era trabajada por ellos.
Además de esto, el Rey es el dueño del reino.
Si considera que alguno de los soldados a los que había dado tierras, lo
traicionaba, entonces era considerado un traidor, se le quitaba la tierra,
podía llegar a vengarse de su traición con la muerte. Era una sociedad muy
insegura y violenta.
El reino de los francos reunía en un principio
estas mismas características. El rey dueño de todo y muchos soldados que lo
seguían. Pero había un problema. Era una minoría, ya que en el territorio había
muchos romanos y tuvieron que pensar en estrategias para integrarlos y poder
llevarse lo mejor posible. Los romanos más adinerados se vincularon pronto con
los más importantes líderes francos. Los romanos más pobres siguieron siendo
colonos, sin que cambiaran sus condiciones de vida de forma importante.
Un hecho que generó importantes consecuencias
fue la acción de Clodoveo de transformarse al cristianismo. Otros reinos no lo
eran, y los francos corrían con la ventaja de aceptar la religión de los
romanos.
A pesar de los intentos de Clodoveo de poder
establecer una única autoridad para todo el reino, y extender sus fronteras,
sus sucesores volvieron al inicio. No pudieron consolidar el poder.
Los siglos VI y parte del VII están marcados
por el caos. Las distintas regiones se gobiernan solas, no necesitan del rey.
Los asesinatos son constantes: muchos conspiraban para matar a los reyes, eso
que en clase denominamos intrigas de palacio… comunes también en los períodos
más inestables del Imperio romano.
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