miércoles, 3 de octubre de 2012

En 1º4 la clase la dio Bruno (22)


En la clase de hoy hablamos de la suerte que corrieron una y otra parte del imperio luego de la muerte de Teodosio. Recordamos que éste emperador, en el 395 dividió el Imperio entre sus dos hijos, Honorio y Arcadio, uno en Occidente y el otro en oriente, respectivamente. Debemos tener en cuenta dos ideas muy importantes sobre este hecho. En primer lugar que las dos partes eran muy diferentes antes de su división, por lo tanto, corrieron suertes distintas. En segundo lugar, la acción de Teodosio se debe a una concepción del Imperio como propiedad. Recordar esto es importante para entender los reinos romano-germánicos que se instalaron luego de la caída del Imperio de Occidente (476). En estos reinos, la concepción del Rey o jefe militar era igual, lo consideraban su propiedad personal, por lo tanto, podían dividirlo entre sus hijos o regalar tierras a sus servidores.
¿Por qué cayó el imperio romano de Occidente?
Algunos autores destacan la importancia de las invasiones de pueblos bárbaros que había comenzado ya en la Crisis del S. III. Sobre esta teoría, existe una frase célebre de un historiador muy reconocido como Piganiol. “El imperio romano no ha muerto de muerte natural, ha sido asesinado”. Los asesinos en este caso son los invasores. Otros apuntan que el Imperio Romano de Occidente estaba próximo a su caída con o sin invasiones, como creía el historiado Lot, que decía que el Imperio había muerto de “enfermedad interna”. Hoy los historiadores creen que fue una conjunción de las dos cosas, internas y externas.
Los últimos emperadores, de 455 al 476 fueron 9 y la mayoría no llegó a más de un año en el poder, eran incapaces de hacer frente a los saqueos bárbaros. Muchos eran niños, y nadie les daba importancia. El último de todos, Rómulo Augusto fue destituido en 476 y ni siquiera se supo su paradero. Algunos dicen que vivió hasta el 511 pero no está claro. Cuando lo destituyeron tenía sólo 10 años!!!
En lugar del Imperio Romano se instalaron nuevos pueblos que fueron ocupando espacios territoriales que ocupaban ya desde hacía un tiempo. Muchos emperadores habían permitido que se instalaran mientras protegieran la frontera de otros bárbaros. Los más importantes que debemos reconocer son los Francos en el territorio de las Galias. Los ostrogodos en la península itálica. Los visigodos en la península Ibérica. Los vándalos en el norte de África, y las islas de Cerdeña y Córcega.
¿Cuál era la particularidad de estos pueblos?
Tenían al frente a un jefe militar. Alrededor suyo se encontraban muchos soldados que le eran fieles porque lo veían con admiración por su valentía, dureza, etc. Era tan grande la admiración que se comprometían a seguirlo siempre, brindarle sus servicios, colaborar con él en la guerra y defenderlo si es atacado. A cambio, el jefe les otorgaba grandes extensiones de tierra para que vivieran dignamente. No tenían que trabajar la tierra ya que con ella venían los colonos. Allí podían criar sus caballos para la guerra por ejemplo. Sobre esto veremos más la clase que viene.


 DEBERES IMPORTANTES: 
Tod@s deben leer el siguiente texto sobre los francos. Empezaremos a trabajar con este reino y vamos a evaluar las intervenciones orales de quienes hayan leído.

Conocemos a los francos

El primer rey importante del reino franco de los merovingios fue Clodoveo. El reino, ubicado en la zona de las Galias, no cesó de cambiar de forma, debido a victorias y derrotas de sus jefes militares. Sin embargo Clodoveo, que asumió el trono a los 16 años de edad, tuvo la capacidad de  dar unas bases territoriales más o menos estables al Reino.
Clodoveo (481-511) al comienzo fue solo un príncipe más entre muchos, sin embargo, pronto pudo conquistar los territorios de príncipes vecinos, uniendo el Reino bajo su persona. Para esto no cuidó de ser benévolo con los derrotados, sino todo lo contrario, fue muy conocido por su crueldad, al igual que sus sucesores.
Uno de los hechos que marcan el reinado de Clodoveo fue su transformación al catolicismo, junto con 3.000 de sus soldados. Esto le dio mayor unidad al reino, ya que previamente estaba dividido en zonas muy diferentes unas de otras. La conversión al cristianismo de Clodoveo es, para muchos historiadores, un hecho de importantes consecuencias para los francos y para toda Europa.
Además de las conquistas exteriores, internamente, el reino de los francos reunía características germánicas y romanas. Era común que el orden sucesorio del reino, es decir, cuando moría un Rey, que se dividiera el territorio entre sus hijos. Claramente tenían una idea personalista de su reino, lo consideraban de su propiedad (igual que Teodosio que dividió el Imperio Romano en dos partes, 395).
En el reino franco, el poder del Rey era casi ilimitado: redujeron la importancia de las asambleas de los soldados, que en tiempos primitivos elegían al jefe máximo. El poder del Rey se basaba en un cuerpo de funcionarios muy importante, en el ejército que le era fiel, y en sus inmensas posesiones de tierras. La fuerza económica del Rey era enorme: poseía canteras, minas, recaudaba los impuestos. Su poder era tan grande que se animaba a declarar: “Si alguien no cumple con nuestras órdenes, se le castigará sacándole los ojos”.
Incluso mandaba sobre la Iglesia. Algunas se vieron favorecidas por la política del rey que les otorgó posesiones de tierra y las eximió de  contribuciones, pero en general estaban sometidas, igual que los demás súbditos, a un severo régimen de impuestos.
Este reino conservó el sistema agrario del último período del imperio romano. Las grandes fincas de la nobleza, con sus colonos y esclavos, tanto en el modo de explotación agraria como en su tendencia a constituirse en economías domésticas cerradas (autónomas), coincidían con las grandes villas de los siglos IV y V.
En el período siguiente del reino franco, que los historiadores ubican entre el 561 y el 613, lo característico son las crueles luchas dinásticas, es decir, que los intentos de Clodoveo y sus sucesores fracasaron. No había normas claras para la sucesión por lo que la lucha entre hermanos por los territorios del reino era habitual.
Hacia el siglo VIII asumió el poder un nuevo grupo dirigente en el reino franco conocidos con el nombre de Carolingios. Este acontecimiento señalaba el comienzo de un una profunda transformación.

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