viernes, 17 de agosto de 2012

La formación del Imperio Romano (4) (17 de agosto)

Hoy continuamos viendo cómo en Roma, durante la época de la conquista del Mediterráneo, el poder se fue concentrando cada vez más en una sola persona. Nos importó ver cómo se iba volviendo lentamente a una autoridad centralizada como la del rey, que tanto habían rechazado a fines del siglo VI aC.

Primero nos ocupamos de Cayo Mario, que fue cónsul en 107 ac y luego fue reelecto varias veces. Mario se había destacado porque había derrotado a Yugurta, caudillo de los Númidas (jinetes del norte de África).
Lo más importante para destacar es que vimos que para los historiadores este momento había constituido un paso más, un gran paso, hacia la vuelta a un poder unipersonal en Roma. Mario fue aclamado y reelegido varias veces como cónsul por su labor militar, por sus triunfos, por el apoyo que le daban los soldados.
También vimos que hizo una reforma militar, por la cual los soldados romanos pasaban a percibir un sueldo por su trabajo. Mario previó además que al retirarse, los soldados recibieran un lote de tierra para su sustento. De hecho era una solución para el problema que le había costado la vida a los hermanos Graco y que estudiamos la clase pasada.
CASI CON SEGURIDAD ESTA VA A SER UNA PREGUNTA DEL ESCRITO (algo sobre consecuencias sociales de la expansión por el Mediterráneo, la gente de la clase media rural que perdió sus tierras, los intentos de los hermanos Graco y la reforma militar de Mario)

También vimos cómo podíamos entender a Mario relacionado con los tres ejes importantes que mencionamos en una clase anterior: el problema de la tierra, el ejército y la lucha por el poder.  (podría ser otra pregunta del escrito)

En conclusión, Mario cambió muchas cosas que en la historia anterior de Roma parecían incambiables: estuvo muchos años en una magistratura anual, los soldados se volvieron profesionales, el acceso a la tierra se relacionaba con el ejército y con la guerra, no con el simple hecho de ser ciudadano romano.... sí, los tiempos cambiaban...


Al final de la clase estuvimos hablando de Sila (en realidad, Lucio Cornelio Sila). Al igual que Mario, aunque pertenecía a otro partido, era un general victorioso. Luego de importantes victorias en Asia Menor, Sila volvió a Roma, y contradiciendo a las leyes que impedían a los generales entrar con sus ejércitos en la zona amurallada de la ciudad, lo hizo. Marchó sobre Roma con todo su ejército en el año 79aC. Fue hasta las puertas del senado y pidió más poderes. Los consiguió por la fuerza, sin ninguno de los mecanismos legales previstos.
Con esos poderes dictaminó la proscripción de sus enemigos, lo cual quería decir que estas personas podían ser encarceladas o muertas por el hecho de estar en la lista que se había publicado en todos lados en Roma. Fue un momento terrible, muchas personas murieron y otras lograron escapar. El poder de Sila se parecía poco a un magistrado romano, más bien a un rey sanguinario. Roma continuaba avanzando hacia un poder unipersonal, de la mano de los militares triunfantes en las guerras de conquista.

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