viernes, 17 de octubre de 2014

Los primeros reinos romano-germánicos (17 de octubre)

En la clase de hoy continuamos hablando de la entrada de los germanos (o sea, de lo que los romanos también llamaban 'bárbaros') al territorio del imperio romano de occidente.
Pocos años después de la muerte de Teodosio, durante un invierno tan terrible que hasta se había congelado el río Rin, los germanos ingresaron al territorio del imperio romano sin encontrar mayor resistencia y comenzaron a instalarse como si fueran reinos independientes. Por eso se les llama reinos romano-germánicos, porque eran reinos de los germanos instalados dentro del territorio del imperio romano.

En realidad los germanos era una denominación que abarcaba un conjunto variado de pueblos, cuyos nombres anotamos en el cuaderno.
Ahora vean este mapa:


Fíjense que están los nombres de los pueblos y unas líneas de colores que solo nos dan una idea del recorrido que hicieron. Esas líneas no son caminos, y nadie puede saber con exactitud en qué momento estuvieron en qué lugar, de forma que este mapa solo ayuda a comprender que eran pueblos en movimiento dentro del territorio del imperio romano de occidente. 

La mayor parte de la clase estuvo destinada a hablar de la forma en que organizaban el gobierno de sus reinos. Era muy distinto a lo que hemos estudiado este año, no se parece ni a los egipcios, ni a los griegos ni a los romanos.
Empezamos recordando que no eran grupos numerosos, y que para ellos estar en movimiento, avanzar, estar un tiempo en un lado, dominar un territorio, luego abandonarlo o perderlo en una guerra, conquistar otro... todo eso formaba parte de su vida. Entonces, no fue difícil comprender que el rey era un jefe militar, y que su poder se basaba en el apoyo de otros jefes militares.

Para poder confiar en ellos, y saber que lo respaldarían en todas sus decisiones, cada rey se encargaba de que los principales jefes militares le juraran fidelidad. Nunca habíamos visto algo así en este curso. En esos reinos no había leyes escritas, no había elecciones, ni asambleas, ni magistrados, ni funcionarios... como en Roma o en Grecia. Había una red de relaciones de dependencia personal que aseguraba el gobierno del reino y el poder de su rey.
Cuando alguien juraba fidelidad, es decir ser siempre fiel al rey, empeñaba su palabra y su honor, y haría todo lo que estuviera a su alcance para defender al rey, y para obedecer sus órdenes, en la paz y en la guerra... que era mucho más frecuente.

Al finalizar la clase vimos que para que esto pudiera ser así, el rey recompensaba con una tierra al jefe militar que le juraba fidelidad . Esto le permitiría sobrevivir, y sobre todo tener buenos caballos, personas que se encargaran de ellos, además de jinetes que lo acompañaran a la guerra. Dijimos que a esas tropas también se les llama huestes.



No hay comentarios:

Publicar un comentario