Recordamos que en la época en que se formó el Imperio Romano, habían desaparecido las pequeñas y medianas propiedades. Lo más frecuente eran los latifundios, trabajados por esclavos. Algunos esclavos eran cautivos de guerra, pero la mayoría era comprado en las fronteras, o bien eran descendientes de otros esclavos.
Durante la crisis del siglo III las cosas empezaron a cambiar. Muchos esclavos huyeron, otros murieron... lo cierto es que era muy difícil conseguir esclavos para trabajar las tierras (no olvides que la producción agraria fue uno de los problemas más importantes de la crisis). Cuando se conseguían, eran muy caros, y en el fondo nadie estaba seguro si valía la pena comprar un esclavo que no podría trabajar la tierra por las invasiones y la inseguridad, o huiría, o lo matarían al poco tiempo...
Entonces sucedió que muchas familias de la ciudad empezaron a trasladarse al campo. Los más ricos, se fueron a vivir a sus mansiones rurales llamadas 'villas', que era muy lujosas y confortables. Allí se sentían más seguros que en la ciudad. Los que no eran tan ricos, y que se habían empobrecido mucho por la crisis, también emigraron al campo en busca de trabajo, alimento y protección.
Esta maqueta representa una villa rústica romana |
Esta foto muestra la reconstrucción de una villa romana en Borg, Alemania |
Esta foto muestra los restos de una villa romana en la actual Inglaterra |
Con el tiempo, esta relación se volvió primero vitalicia y luego hereditaria. Ya no eran personas sino familias las que estaban vinculadas por la tierra, que unos poseían y otros trabajaban.
Es muy importante que recuerdes todo esto, porque dentro de unas clases veremos cómo evolucionó esta situación en todo el territorio que ocupaba el Imperio Romano.
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