lunes, 13 de mayo de 2013

En 1º4 la clase la dio Carlos (13 de mayo)


En esta clase seguimos hablando de Esparta.  Volvimos a ver que ante el problema del aumento de la población y la falta de tierras, los espartanos decidieron aumentar el territorio de su polis y para ello conquistaron la región de Mesenia, al oeste de Esparta y dentro del Pelponeso. Mesenia posee tierras muy fértiles para cultivar cereales y también posee minas de hierro, metal que servía para construir las armas más poderosas de la época.

Muchos habitantes de Mesenia, tras ser derrotados en combate, fueron reducidos a la condición de ilotas y sus tierras fueron repartidas entre los espartanos. Para mantener el control sobre los territorios conquistados y evitar que los pueblos vencidos se rebelaran, Esparta tuvo que convertirse en una polis militarizada y llegó a poseer el mejor ejército de Grecia. Todo ciudadano espartano debía consagrarse al servicio militar y para ello se le educaba desde niño.

Vimos que apenas nacido un niño era presentado a los ancianos. En caso de ser deforme o débil, se le arrojaba a un precipicio en el monte Taigeto, por ser inútil para el servicio militar. Los niños bien constituidos se entregaban a la familia, pero a los siete años de edad volvían a manos de la polis. Empezaban entonces el duro aprendizaje de la vida militar, dedicados el día entero a ejercicios físicos, saltos, luchas y carreras, a fin de acostumbrar el cuerpo a la fatiga y adquirir gran resistencia y agilidad.

También se les exponía al frío y al calor y se hacían concursos de resistencia a los porrazos en los que resultaba ganador el último en quejarse. Se dio el caso de niños que murieron sin haber exhalado un solo gemido. Se les daba poco alimento y se les permitía robar para saciar el hambre, pero si eran descubiertos robando eran severamente castigados, no por el robo, sino por la falta de astucia al dejarse descubrir.

A los diecisiete años el joven espartano ingresaba en el ejército y permanecía en el servicio activo hasta los treinta años. A esa edad se casaba y podía integrar la Apella o Asamblea de los ciudadanos. Pero esto no lo liberaba de sus obligaciones militares pues seguía formando parte de la reserva hasta los sesenta años.

Las niñas, por su parte, también realizaban ejercicios físicos, igual que los varones y se preparaban para ser madres y esposas de soldados. La tradición recoge algunas anécdotas de las madres espartanas: Cierta madre, al enterarse al mismo tiempo de la muerte victoriosa de sus cinco hijos exclamó: “¡Tanto mejor, demos gracias a los dioses!”. Otra madre, loca de vergüenza, mató a su propio hijo porque huyó del campo de combate y otra le dijo a su hijo antes de partir al combate: “¡Vuelve con tu escudo o sobre él!”

Luego hablamos del equipo de los hoplitas espartanos: iban al combate revestidos de túnicas rojas, un casco con un penacho de plumas, el pecho cubierto por una coraza  y protegidos con grandes escudos y portando una lanza y una espada. Marchaban cantando himnos de guerra y tenían prohibido retroceder o rendirse. La muerte era preferible a una derrota vergonzosa.

Por último, relatamos un episodio memorable que tuvo como protagonistas a 300 espartanos que bajo las órdenes de su rey Leónidas dieron su vida en el pasaje de las Termópilas, luchando frente al imponente ejército invasor persa del rey Jerjes. Esa batalla es recordada hasta hoy como ejemplo de valentía, amor a la patria y resistencia la invasor. En ese lugar, aún puede leerse esta inscripción:  “Viajero, ve y di a Esparta que aquí reposan trescientos ciudadanos suyos que murieron por obedecer sus leyes”.

IMPORTANTE: Todos tienen las fichas que entregamos en clase para hacer de deberes en sus casas. La tarea no es difícil y quisiera que todos la hagan. Si tienen alguna duda, no dejen de escribirme a mi correo. Aquí les dejo las imágenes del hoplita y de la falange espartana para que puedan verlas mejor:



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